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MI VIDA - Oswald Mosley 
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MI VIDA - Oswald Mosley 
OSWALD MOSLEYMI VIDALUIS DE CARALTTítulo de la obra original:MY LIFE © Sir Oswald Mosley 1968Versión españoladeJ. GonzálezPrimera edición: Abril 1973Reservados todos los derechosLUIS DE CARALT, 1973Impreso en España Printed in Spain
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MI VIDA - Oswald Mosley 
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS............................................................................................................................................................51. LINAJE Y NIÑEZ................................................................................................................................................................62. COLEGIO Y SANDHURST..............................................................................................................................................203. SERVICIO EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL..........................................................................................................324. LAS VENTAJAS DE LA EXPERIENCIA...........................................................................................................................485. INGRESO EN LA POLÍTICA EL PARTIDO DEL CENTRO F. E. CHURCHILL................................................................606. MATRIMONIO CON CYNTHIA CURZON CURZON INDIA.............................................................................................757. JUVENTUD Y VEJEZ. LOS CECIL. LA SOCIEDAD DE NACIONES...............................................................................858. LA CUESTIÓN IRLANDESA. LAS «REPRESALIAS» DE LLOYD GEORGE..................................................................989. ELECCIONES 1922-24. CLYDESIDERS. EL I. L P. BIRMINGHAM..............................................................................10710. LAS PROPUESTAS DE BIRMINGHAM. SHAW Y LOS «SOCIALISTAS RICOS». LA HUELGA GENERAL..............11511. ROOSEVELT Y LA INDUSTRIA AMERICANA............................................................................................................12412. PARLAMENTO Y PARTIDO LABORISTA SHAW EL PROFETA................................................................................13513. EN EL GOBIERNO MACDONALD DE 1929................................................................................................................14714. DIMISIÓN. LA LUCHA EN EL LABOUR. LA CONFERENCIA DEL PARTIDO............................................................15715. CONSENSO PARA UNA ACCIÓN NACIONAL: ¿1930 Y HOY? LA FORMACIÓN DEL NEW PARTY.......................16716. LA FUNDACIÓN DE LA UNIÓN BRITÁNICA DE FASCISTAS...................................................................................18017. LA IDEOLOGÍA DEL FASCISMO. CIENCIA Y CESARISMO......................................................................................19918. LA OPOSICIÓN JUDÍA FINANZAS Y ADMINISTRACIÓN ACCIONES POR LIBELO.................................................21019. HITLER Y MUSSOLINI CONVERSACIONES E IMPRESIONES LA ABDICACIÓN....................................................22320. POR QUE ME OPUSE A LA GUERRA........................................................................................................................23421. ACCIÓN ANTE LA DECLARACIÓN DE GUERRA. ENCARCELAMIENTO BAJO LA 18 B.........................................24722. VIDA PRIVADA DESPUÉS DE LA GUERRA...............................................................................................................25923. LA IDEA EUROPEA DE LA POSGUERRA..................................................................................................................27024. NORTH KENSINGTON REANUDACIÓN POSTRERA DE LA VIOLENCIA COMUNISTA..........................................27925. POLÍTICA PARA EL PRESENTE Y PARA EL FUTURO.............................................................................................290
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Hace aún pocos años decía la esposa de Sir Winston Churchill: «Recuerdo todavía aquellos años en quemi marido era tan odiado de Inglaterra como Oswald Mosley lo es hoy». Y este hombre, sobre quien cayó el-odio casi unánime de los ingleses en los años de la guerra, fue el primer político británico que desde los tiemposde Cromwell tuvo un ejército privado, fue el hombre que por un momento pareció que formaría, con Mus-solini ycon Hitler, el triunvirato totalitario que dominaría Europa, y antes había sido «el único inglés que pudo haber sidoPrimer ministro tanto con los conservadores como con los laboristas». De él dijo Lord Boothby que «hubiera sidoun gran Premier. Desde luego era el mejor orador de los Comunes, con excepción de Lloyd George. Era unhombre enormemente dotado», y R. H. S. Croosman lo calificaba —en 1961— de «el político más extraordinariode su generación». La trayectoria política de Sir Oswald Mosley es representativa de las contradicciones de la juventud británica en los momentos decisivos en que se inicia la agonía del Imperio inglés. Diputadoconservador en 1919, pasó pronto a formar parte del «Independent Labour Party», el ala más radical delLaborismo. En 1931 abandonó este partido y en 1932 fundó la Unión Fascista Británica. En julio de 1939, lasreuniones fascistas convocaban en Londres cerca de 40.000 participantes y el Fascismo aparecía para muchosbritánicos como la única alternativa posible ante el comunismo. Encarcelado en 1940, el sentido británico del juego limpio político le benefició hasta el punto de que Mosley fue el único de los grandes jefes fascistas depreguerra que pudo reanudar su actividad libremente sin introducir en sus esquemas modificacionessustanciales tras la paz de 4945. Las Memorias del político inglés más odiado, más ferozmente anatematizado,pero también del hombre en quien parte de una generación británica puso las mayores esperanzas, constituyenuna pieza fundamental para comprender el atractivo que el Fascismo tuve para aquella juventud europea que enlos años treinta estaba convencida de que la catástrofe de la Gran Guerra había que atribuirla a laincompetencia de los viejos políticos, a la inoperancia de los sistemas y al anquilosamiento de las estructuras.La vida azarosa y. cambiante de Oswald Mosley, el joven diputado que en 1927 señalaba al Fascismo como unpeligro para la paz y que en 1933 parecía a punto de establecer una dictadura fascista en Gran Bretaña, esrepesentativa y en cierto sentido ejemplar. Jamás fue Mosley un arribista sin escrúpulos o un cínico trepador quecambiara de banderas por ambición o vanidad; antes bien, fue un patriota, un hombre que tuvo el valor deenfrentarse con la inamovible tradición británica, una figura representativa del desconcierto y de la generosidadde la juventud europea de entreguerras.
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AGRADECIMIENTOS
Mi principal agradecimiento lo dirijo a la paciencia del lector, que puede descubrir algunos errores en loshechos o datos de este largo trabajo, compilado casi enteramente de memoria. Mis papeles se perdieron en ladestrucción de la guerra, y he estado por completo alejado de la mayor parte de mi biblioteca. Los principaleshechos han sido recogidos por otros, que han tenido acceso a los archivos. Los datos han resultado correctos,hasta el punto de que yo mismo me he sorprendido, dadas las circunstancias. Las citas a veces se venafectadas por la falta de memoria, que debe haber introducido cambios en los pasajes de los clásicos,haciéndolos menos claros que sus distinguidos autores.Debo dar las gracias a mi esposa, que ha contribuido a confeccionar este libro con su entusiasmo y consu aguda y muy crítica inteligencia, y a aquellos que han sido lo bastante amables como para leer las pruebas,en parte o en su totalidad. A Sydney Potter, que fue mi compañero en la lucha política para ganar Birminghamen los años veinte, y que, después de un largo intervalo, ha ejercitado generosamente su experiencia editorialleyendo estas páginas en los años sesenta; a mis más jóvenes amigos literarios — Desmond Stewart, RobertSkidelsky y David Ashton — que han ayudado en la misma tarea; a Jeffrey Hamm y Robert Row, que hancombinado el trabajo de investigación con la pesada carga secretarial; al conde Jean de Baglion, que hacolaborado corrigiendo al final la gramática de algunas citas francesas, y a la princesa Clary, que nos haayudado del mismo modo con el alemán; a mis hermanos, Ted y John, y a mi hija Vivien, que ha proporcionadoalgunas fotografías, y a la amistad de Jerry Lehane, por su continua y desinteresada ayuda, que hizo posibletodo mi trabajo. Debo mucho a mis amigos.Mis editores, Thomas Nelson e Hijos, han prestado su generosa colaboración y han ido mucho más lejosde sus obligaciones normales, proporcionando los archivos de James Mitchell y sugiriendo cuestiones sobre unaamplia gama de temas. Finalmente, agradezco a James Shepherd su capacidad para cooperar estrechamenteen la edición de este arduo trabajo, a pesar de las prisas. Mi buena fortuna en estos aspectos me ha permitidosuperar algunas de mis dificultades iniciales cuando sólo contaba con mi propia memoria.
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1. LINAJE Y NIÑEZ
Nosotros procedemos de «Ernald el Sajón», que vivió durante el reinado del rey Juan en Moseley, unaaldea de Staffordshire, a cuatro millas de Wolverhampton. Los descendientes de ese «Ernald de Moseley» setrasladaron a Lancashire y a otros lugares de Staffordshire, donde se mezclaron con los normandos y después,ligeramente, con escoceses e irlandeses. La «e» del apellido de la familia fue eliminada por consideración a unepigrama latino de la erudita reina Isabel cuando un antepasado nuestro desafió la ley y organizó una flotaprivada contra España. Mi fuerte sentimiento europeo creo que tiene algún fundamento en los antecedentes ytradición familiares.Nunca he hecho un estudio a fondo del linaje familiar, que está recogido en distintas bibliografías, perorecuerdo en mi juventud a un tío abuelo que era una notable autoridad en la materia. Sin duda, en el transcursodel tiempo, los hechos se han exagerado libremente. Sin embargo, parece cierto que nuestra familia jugó unpapel importante en la Guerra Civil, aunque yo nunca he comprobado documentalmente su pretensión de haberdefendido Tutbury Castle y de ser ésta la última fortaleza realista que cayó en aquel amargo conflicto. Según eltestimonio, digno de confianza, de mi abuelo y de mi tío abuelo, ellos aseguraban haber visto cartas escritas porCromwell mientras asediaba Tutbury, en las que amenazaba con incendiar la vecina casa familiar de Rollestonsi nosotros no entregábamos el castillo. Con este ancestral orgullo, yo recorría diariamente el camino de milla ymedia de ida, y otro tanto de vuelta, que hay desde la casa de mi abuelo en Rolleston hasta Tutbury, todas lastardes de mi niñez, bajo la atenta mirada de mi primer sargento mayor, una bondadosa niñera.Afortunadamente, Cromwell no llevó a cabo sus amenazas, sino que se conformó con llevarse todo el plomo deltejado de Rolleston para hacer balas. Sin embargo, sólo se aplazó un poco la destrucción de aquella elegantemansión de viejo estilo Tudor. Se incendió en la segunda mitad del siglo pasado, junto con las cartas deCromwell y muchos otros tesoros. Yo nunca la llegué a ver.Todo lo que quedó en pie de la casa fue un trozo de fachada, de estilo georgiano, que había sido añadidaen el siglo XVIII. Lo más notable de ella era una larga galería recubierta de caoba que contenía los mejorescuadros, incluidos varios Van Dyck; eso debe datar del período de máximo apogeo de la fortuna familiar, aunquelos conocimientos en la cría del ganado fueron más sobresalientes en mi antecesor inmediato. Tenemos todavíaun tapiz que debe haber estado escondido en algún cuarto trasero; representa a un joven Mosley montando acaballo y acompañado por sus perros en la ladera de Tutbury Castle, perenne escenario de devota memoria yde peregrinación. Los Van Dyck han desaparecido sin dejar rastro, excepto uno; por algún extraño capricho deldestino el fuego nos restituyó lo que antes nos había arrebatado. En 1954 sufrimos un segundo incendio en unacasa que teníamos en Clonfert, Irlanda, donde estaban colgados algunos de los cuadros que le quedaban a lafamilia. Un gran cuadro, que siempre habíamos creído era sólo una copia de uno de los Van Dyck, resultó muydañado. Fue enviado a Dublín para limpiarlo y separar el centro no dañado. En la reparación, los expertosirlandeses comprobaron que era auténtico.A causa del incendio de Rolleston tenemos pocas reliquias del período caballeresco. Aún tenemos menosdesde el siguiente cataclismo en que estuvimos envueltos. Igual que a las demás familias inglesas, y, enrealidad, que toda la nación británica, a largos y soñolientos períodos de vida pacífica, seguían momentos deabrupto despertar y, a veces, de acción dramática. Existió siempre la tradición de que nosotros estuvimos muycomprometidos con la rebelión de 1745 del príncipe Charles Edward Stuart. La única prueba que tuve de eso enmi juventud fue un acerico bordado por alguna antepasada mía con las palabras: «Abajo con el Rump y Diosbendiga al Príncipe Charles». Todavía conservamos ese acerico, pero desde luego, está muy claro que no serefiere al príncipe Charles Edward del 45, sino a Carlos II cuando iba «de viaje» como fugitivo del «Rump» delParlamento de Cromwell. En cualquier caso, yo me inclino a desestimar la tradición de que en 1745 nosotrosestábamos armados y dispuestos a marchar con el Joven Pretendiente en su avance hacia el Sur, cuandollegase a nuestra casa de Rolleston. Nos salvamos del desastre subsiguiente gracias a que él y los Híghlandersvolvieron hacia Derby, unas once millas al Norte.Este tópico revivió de nuevo cuando presidí un banquete público en los años treinta, en el que, como esusual, expresé mi lealtad a la Corona. Sir Compton Mackenzie estaba presente y preguntó a continuación conironía si aquella declaración tenía algo que ver con el hecho de que el príncipe Charles Edward hubiese pasadola noche en nuestra casa familiar durante su secreta visita a Inglaterra en el año anterior al 1745. Él refirió mástarde este incidente histórico en un libro que trataba sobre la bien disimulada inspección que el príncipe Charlesrealizó al futuro campo de batalla. Yo nunca había oído nada de eso, pero no resulta difícil comprender elcuidado que habría puesto la familia en destruir todos los recuerdos de ese período.La romántica tradición de oposición e insurgencia — unida a la gracia y el encanto de los Estuardo y sucausa— evidentemente impulsó a nuestra familia a su lado, pero el lector se equivocaría si pensase que esosacontecimientos han podido influir en mi carrera política. Se produjo un portentoso cambio cuando los Mosley se
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Pages 7 to 80 are not shown in this preview.
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Pages 87 to 118 are not shown in this preview.
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Pages 125 to 223 are not shown in this preview.
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Pages 230 to 232 are not shown in this preview.
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Pages 239 to 318 are not shown in this preview.
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